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DIARIO DE BURGOS – Lunes 11 de Julio 2016
SUBLIME LLAMA DE AMOR
VIVA
Amancio
Prada y el Coro de RTVE interpretan con luminosa belleza la mística de San Juan
de la Cruz en un concierto pleno de sensibilidad y lleno de emociones en un Monasterio
de La Huelgas abarrotado.
R.P.B./Burgos
Las
voces que inundaron de súbito la nave central no parecían de este tiempo, se
proyectaron ensoñadas, enchidas de luz, y se hubiese dicho que los muros del
cenobio se elevaban lentamente, transportando almas y piedras hacia el cielo
azul de la eternidad. El Requiem de Fauré se desdijo de las sombras y las voces
puras, intangibles, acariciadas por la magia divina de lo etéreo, fueron un
cántico que convocó a Dios, a a paz, al sosiego postrero de una despedida. El
coro RTVE ejerció un hechizo subyugante entre las piedras milenarias del
monasterio de Las Huelgas interpretando la luminosa composición del músico
francés, primer aparte del “Cántico Espiritual”, concierto organizado por
Patrimonio Nacional, La Caixa y Caja de Burgos, que congregó en la abadía a
medio millar de personas que siguieron la cita en un silencio reverencial.
El
coro profesional más antiguo de España, y acaso uno de los mejores del país,
certificó su fama con la sabia dirección de Javier Corcuera y el talento de Ana
Aguado al órgano. Las siete partes de esta sublime pieza tuvieron un aura
evocadora ensalzada sin duda por un escenario único, un privilegio para los
ojos y para los sentidos. El público se lo agradeció con una cerrada ovación.
Fue
entonces cuando se deshabitó el escenario e hizo su aparición Amancio Prada.
Como un viejo león imbuido por toda la mística de San Juan de la Cruz, a solas
con la guitarra, el cantautor leonés desgranó con timbre hipnótico los más celebres
poemas del fraile abulense: Llama de amor viva, Aunque es de noche y Noche
oscura. Los versos de San Juan en la voz del artista alcanzaron una humanidad
profunda, como si acertara con suavidad los trascendentes poemas que son, sin
duda alguna, cimas de la literatura universal.
Amancio
Prada se ganó con esta primera intervención los aplausos de los espectadores,
que aún no sabían que lo mejor estaba por llegar.
Sucedió
cuando cantautor y coro unieron su talento y su esfuerzo para interpretar el
Cántico Espiritual. El estremecimiento fue general mientras el alma y el esposo
se deshacían en un amor que es uno de los capítulos más hermosos de la historia
de la literatura. La comunión con el público fue total, y en el interior
secular de Las Huelgas se vivió un éxtasis teresiano en una atmósfera sublime.
Uno de esos momentos mágicos que de vez en cuando suceden en la vida. Cuando la
música y la poesía lo inundan todo sobran las palabras.
También
estas.